¿Servimos a Dios, por quien es o por lo que es capaz de hacer?
- César Yévenes
- 7 oct 2024
- 2 Min. de lectura
Imaginemos que tenemos toda nuestra vida resuelta. Nuestro negocio va viento en popa, tenemos la familia más que perfecta, no hay nada que nos salga mal, es más, nos va mejor de lo que podríamos pensar. En este momento, nuestro amor por Dios, ¡DEBERÍA SOBREPASAR LAS NUBES! Pero… ¿Qué pasaría si de repente nuestro negocio va tan mal, que nos tenemos que declarar en quiebra, comenzamos a perder todos nuestros bienes, nuestra familia comienza a caerse a pedazos y todos los que una vez, llamamos amigos del alma, nos dan la espalda? ¿no debería nuestro amor por Dios, sobrepasar las nubes? En Habacuc 3:17-18 dice “Aunque la higuera no florezca, ni en las vides haya frutos, aunque falte el producto del olivo, y los labrados no den mantenimiento, y las ovejas sean quitadas de la majada, y no haya vacas en los corrales; Con todo, yo me alegraré en Jehová, Y me gozaré en el Dios de mi salvación.” Estos versículos nos muestran, que no importa la situación, no importa que tan bendecidos debemos estar, ¡nuestro amor por Dios no puede ni debe estar condicionado!, ahora se pregunta por dije condicionado, es así tal cual como escucha, tenemos la tendencia a condicionar nuestro amor por Dios, según cuanto nos demuestre su poder, según cuan bendecidos estemos, pero ojo, no todas nuestras calamidades son parte de una prueba de Dios para nuestro crecimiento, tenemos que aprender a diferenciar nuestros errores, de las pruebas que Dios nos hace pasar.
Podríamos poner dos grandes ejemplos, de personas que no condicionaron su amor y devoción por Dios.
En primer lugar, podemos poner a los tres jóvenes que fueron echados al horno de fuego, veamos que dice Daniel 3:17-18 “El Dios a quien servimos puede salvarnos de su castigo y del horno de fuego. Es más, aunque él no lo hiciera, su majestad debe saber que no adoraremos a sus dioses ni nos arrodillaremos frente a la estatua de oro que ha construido.” ¿en que confiaban estos jóvenes? ¿en qué Dios los salvaría? ¿confiaban en que Dios mostraría su poder, apagando el fuego? Dios no evito que fueran lanzados, es más, fueron atados y echados al horno calentado siete veces más, tanto así, que las mismas personas que los lanzaron, murieron quemadas, entonces… ¿en que confiaban estos jóvenes? Ellos no confiaban en el poder de Dios, ellos confiaban en que Dios era digno de ser amado por lo que él es, confiaban en que Dios iba a estar con ellos hasta el fin, no importando si los salvaba del fuego o no. ¿y nosotros confiamos en Dios por lo que es capaz de hacer? O ¿confiamos en el carácter de Dios (quien es el)?
Después, podríamos poner a Pablo, fue azotado, apedreado, naufrago 3 veces, fue encarcelado, tenía demasiados peligros en su camino, una dolencia, la cual Dios le dijo 3 veces que no lo sanaría, si no que le dijo “Mi amor es todo lo que necesitas” (2 Corintios 12:8-9 TLA) Pablo no confiaba en que el poder de Dios, lo libraría de todo mal, si no, que confiaba plenamente, en que no importara la situación, Dios jamás lo dejaría solo.
“¡No tengas miedo ni te desanimes! Porque el Señor tu Dios te acompañará dondequiera que vayas” (Josué 1:9 NVI)
Ahora, le vuelvo a preguntar ¿en que confía usted… en el poder de Dios o en el carácter de Dios?
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